La importancia del ejercicio físico para el traductor

¡No solo para el traductor, claro! Ya sé que soy pesada con este tema, pero quiero pensar que a la mayoría de nosotros nos apasiona nuestro trabajo y, sin darnos cuenta, nos pasamos horas y horas con el culo pegado a la silla, completamente absortos en el libro o el documento que tenemos entre manos. Cuando nos levantamos, algunas veces somos conscientes de que hemos pasado demasiado rato moviendo solo las manos sobre el teclado, ¡pero ya es demasiado tarde, han pasado tres o cuatro horas! ¡Ah, pero es que no se podía dejar aquel párrafo sin acabar! ¡Oh, es que hay una discusión muy interesante en una lista de traducción! ¡Eh, esto no puede ser! ¡Hay que moverse! De lo contrario, ¡Uy, me duele todo!

Hay tres aspectos principales por los que creo que es importante el ejercicio: para que el sistema musculoesquelético se mantenga en forma y no nos dé problemas, para que el sistema cardiovascular esté en condiciones óptimas y para que la mente reciba una buena cantidad de elementos capaces de mantenerla optimista y animada, ¡que buena falta nos hace! Un taburete de tres patas que nos mantendrá en equilibrio. La idea no es convertirse en un musculitos o un superdeportista, ni mucho menos, sino dedicar cada día un mínimo de media hora a moverse para evitar o minimizar diferentes tipos de problemas, sobre todo en el futuro en caso de personas jóvenes.

¿Para qué puede servir que los músculos estén mínimamente desarrollados? Puede parecer que no es necesario, si la realidad es que nos pasamos el día sentados ante el ordenador. Pero los músculos tienen entre sus funciones las de mantener las estructuras de sostén del cuerpo en su lugar y evitar que las articulaciones se muevan de manera irregular. Esto tiene importancia, sobre todo, en la columna vertebral. No es lo mismo padecer un problema lumbar con la musculatura de las piernas, la espalda y el abdomen desarrollada que hecha una piltrafa, por ejemplo. La sujeción que aportan los músculos favorece la recuperación en caso de dolor agudo y también previene problemas mayores. ¡Y esto es solo un ejemplo! Los huesos también se benefician de determinados tipos de ejercicio físico, como correr, andar o similares, sobre todo en el sentido de mejorar la mineralización, con la consiguiente disminución del riesgo de osteoporosis.

El sistema cardiovascular recibe un enorme beneficio con el ejercicio físico, sobre todo si es aerobio, como correr, andar, ir de excursión, ir en bicicleta o nadar. Por una parte, el ejercicio favorece el control de factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión arterial o la diabetes. Todos sabemos que las enfermedades coronarias y los accidentes vasculares cerebrales son uno de los males más importantes de nuestra época, ¡pero siempre pensamos que a nosotros no nos tocará! Bueno, para que no nos afecte, es mejor que pongamos todos los medios a nuestro alcance lo antes posible. ¡Sabemos que tenemos que hacerlo, pero a veces nos dejamos llevar! ¡Pues nada de eso!

Otro aspecto importante del ejercicio físico es su efecto sobre el sistema nervioso central. Además de favorecer la salud de los vasos sanguíneos que llevan oxígeno y nutrientes al cerebro, también se ha demostrado que el ejercicio mejora las funciones intelectuales, disminuye el tiempo de reacción en las actividades mentales, mejora la memoria y la cognición. ¡Somos traductores y necesitamos todo eso para nuestro trabajo! ¿Podemos permitirnos el lujo de no cuidar nuestra principal herramienta de trabajo? Además, el ejercicio mejora el estado de ánimo y aumenta el umbral del dolor debido a que favorece la producción de endorfinas, las hormonas del bienestar.

Bueno, estos son los tres aspectos principales de los que quería hablar, pero hay otros, sobre todo la intervención del ejercicio físico en la disminución del riesgo de ciertos tipos de cáncer, en especial el de colon. ¿Hace falta algo más para ponerse en marcha? El ejercicio nos evita enfermedades, mejora el funcionamiento del cerebro, nos pone de buen humor, nos ayuda a adelgazar, nos pone guapos… ¿Cuál es el problema? ¡Ah, ya sé, la falta de tiempo! ¡No es cierto! Una vez, en Burkina Faso, un muchacho minusválido me abordó en la calle; quería que visitara su asociación y viera si podía colaborar con ella en algo. Le dije que no tenía tiempo en aquel momento y el muchacho me contestó: «Le temps ne te cherche pas, c’est toi qui cherche le temps» (El tiempo no te busca, tú eres quien busca el tiempo). Nunca se me olvidará esta frase. Mi cerebro de blanca no reaccionó a tiempo y no fui a ver su asociación, ¡qué miserable fui! El día tiene siempre 24 horas, ¡podemos elegir cómo las llenamos!

Mi propuesta es adquirir el hábito de hacer ejercicio cada día o al menos tres días a la semana, y además aprovechar cualquier excusa para movernos un poco mientras estamos trabajando. Algunas ideas se pueden encontrar en la entrada «Estrategias para levantar el culo de la silla». Pero ¿cuánto ejercicio hay que hacer? Propongo un mínimo de tres horas a la semana de ejercicio moderado y bien distribuido. Por ejemplo, podemos hacer media hora de ejercicio seis días a la semana, o una hora tres días. ¡Y si hacemos una hora todos los días, pues genial!

¿Qué tipo de ejercicio? Eso ya depende de los gustos de cada uno, claro. Podemos andar deprisa una hora al día; correr media hora tres días a la semana y caminar una hora otros dos días; ir en bicicleta una hora al día; nadar media hora cada día y caminar deprisa una hora dos días; ir al gimnasio cada día tres cuartos de hora; apuntarnos a alguna actividad aeróbica en el gimnasio dos veces a la semana y caminar una hora deprisa tres veces a la semana. Las combinaciones son infinitas y dependen de los gustos de cada uno. ¡Pero hay que hacer algo de forma continuada! Aunque de vez en cuando también es bueno tomarse una semana de descanso, quizá cada dos o tres meses. ¡Ánimo y en marcha!

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14 respuestas a La importancia del ejercicio físico para el traductor

  1. Teo dijo:

    Tú sí que sabes, Nuria

  2. Nuria Viver dijo:

    ¡No es cierto, Teo! Sé muy poco, casi nada comparado con lo que me gustaría saber.
    Un abrazo.

  3. Mercedes dijo:

    Genial entrada. Es increíble que se nos tenga que recordar que tenemos que dejar de trabajar por más que nos guste 🙂 ¡es un lujo!

  4. Elena Gallo dijo:

    ¡Lo que me cuesta llegar a los 3 días por semana! Y en mi caso tiene que ser con DVD, para seguir una clase a rastras, porque se me da regulín improvisar: DVD de spinning y DVD de un cacharrito superamericano llamado Air Climber, dale que te pego. Llegué a vivir casi como una inválida, del ordenador a comer y de comer al ordenador. ¡Mi pobre chico me llamaba la mujer líquida! Tomé cartas en el asunto y he logrado desatrofiar los músculos. ¡Pero cuánto cuesta a veces despegar el culo de la silla, como dices! Cuando el ejercicio nos supone una fuerza de voluntad considerable, creo que el truco está en descubrir el ejercicio con el que te sientas más a gusto (o menos a disgusto), porque forzarte a empresas imposibles dura muy poco. Como dices, va en gustos, pero, aunque parece algo evidente, en realidad a veces no es tan fácil saber qué actividad nos gusta más o menos. En fin, yo he descubierto que prefiero hacer el ejercicio en casa y no obligarme a caminar, mucho menos a correr. Otros preferirán salir al exterior u obligarse en un gimnasio. En cualquier caso, no conviene dejar que nuestro pobre cuerpecillo toque fondo. Tus combinaciones de actividades me parecen una gran idea. (Perdón por el rollo, pero es que el post me ha invitado a escribir mi testimonio). 😦
    🙂

    • Nuria Viver dijo:

      ¡Nada de perdón! Te agradezco mucho que nos cuentes lo que te va bien. Tienes toda la razón, a mí, lo único que me funciona es encontrar el tipo de ejercicio que me va bien en cada momento. A veces, cambio y pruebo algo nuevo, para ver si me gusta más. Ahora me apetecería probar con el yoga. De todos modos, me gusta salir algún día, para que me toque un poco el sol, muy importante para los huesos y la mente. Hace una semana que tengo una bici de spinning en casa; hoy la he puesto delante de la tele y me he visto La femme aux 5 éléphants, una gran película sobre la vida de la traductora al alemán de Dostoievski, Svetlana Geier. ¡Creo que no será la última peli que vea pedaleando!
      Un abrazo y felicidades por haber podido despegar el culo de la silla.

  5. DanyV dijo:

    Me gustaría dejar mi granito de arena en este comentario porque hace casi un año experimenté de primera mano el peligro de obsesionarse con el teclado y la pantalla y de ignorar al cuerpo: en marzo del año pasado sufrí una trombosis venosa profunda con sólo 24 años de vida, ¡una enfermedad que suele ocurrirle a personas 50 años mayores! Todo por no detenerme unos minutitos cada media hora, por creer que, de hacerlo, no terminaría a tiempo mi trabajo, por no salir a caminar y respirar aire puro por al menos media hora con el mismo pretexto… pero ahora soy más conciente, me salió carita la lección. Ya casi estoy totalmente recuperada y le doy más importancia al ejercicio diario, aunque a veces me cueste trabajo porque los malos hábitos son difíciles de cambiar. No lleguen a ese extremo, por favor, pongan un relojito al lado de su computadora y levántense a moverse aunque sea cinco minutitos, en verdad es por su bien 🙂

    • Nuria Viver dijo:

      ¡Me alegro de que ya estés casi recuperada! Tienes razón, es difícil cambiar los hábitos, por eso es importante que el ejercicio diario se convierta en un hábito y sobre todo no perder de vista que hay que aprovechar cualquier excusa para moverse un poco. ¡Se pueden hacer estiramientos delante de la tele, por ejemplo! Y quién sabe, quizá algún día traduciremos sobre la bicicleta, con un programa de reconocimiento de voz tipo Dragons.
      Un abrazo.

  6. NikiMat dijo:

    Nuria, espléndido artículo. Después de haber sufrido el año pasado por primera vez en mi vida un ataque de ciática, una vez superado, me he hecho una costumbre de salir a caminar a paso vivo una hora/hora y media, a diario si puedo y si no los días que sí puedo. Tengo la ventaja de tener la rambla (siguiendo la línea de playas) a dos cuadras de casa. Ahí me pongo el auricular, I-Pod con mi música favorita, y desaparece el mundo. Me «obligo» a hacerlo, pero una vez que estoy caminando, me siento bendecida, tal es el bienestar, o endorfinas, que libera el ejercicio. Muchas gracias por machacarnos la cabeza con el tema, por algo aquello de «mens sana in corpore sano». Cuando no necesitemos ejercicio, es porque ya nos habremos convertido en robots…

    • Nuria Viver dijo:

      Nada como convertir el paseo en un hábito para echarlo de menos cuando no lo haces. Caminar es un buen ejercicio, desde luego, sobre todo a paso ligero. Tiene la ventaja de que es gratis y de que puedes caminar por diferentes sitios, ¡incluso por el campo! Muchas gracias por contarnos tu experiencia.
      Un abrazo.

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